miércoles, 24 de diciembre de 2014

Feliz Navidad







Nos vemos el proximo año, 
que lo paseis muy bien y disfruteis de las vacaciones.

Un abrazo Astrid 


lunes, 8 de diciembre de 2014

Primer aula de Integración Sensorial en un colegio de Castilla Leon

Con los siete sentidos

Los alumnos de segundo de Infantil, en las actividades de motricidad.
Los alumnos de segundo de Infantil, en las actividades de motricidad.
  • El colegio Marista Castilla estrena un aula de integración sensorial para lograr un buen desarrollo del cerebro de los niños

Que los alumnos organicen adecuadamente sus cerebros, que lo que aprendan vaya encajando perfectamente en sus cabecitas, y que, además de manejar un ‘iPhone’, sepan subir escaleras con soltura o sonarse los mocos. Son algunas de las claves de la integración sensorial, una nueva técnica de estimulación temprana que busca a través del movimiento y el juego lograr un adecuado desarrollo neurológico en el niño que le permitirá afrontar con más garantías los retos de su aprendizaje futuro. Estas actividades son la base de un programa estrenado en el colegio Marista, que ha puesto en marcha de forma pionera un aula de integración sensorial bajo el título ‘Con los siete sentidos’.
Para este estreno, el centro cuenta con la asesoría de Isabelle Beaudry, una terapeuta ocupacional canadiense con una amplia trayectoria profesional y autora de numerosos libros, «posiblemente la que más sepa en el mundo de este tema», según ha resaltado el director de Maristas, Javier Velasco, en la presentación del aula de integración sensorial.
Isabelle Beaudry ha defendido este tipo de actividades, que están presentes en los proyectos educativos de otros países y que irrumpen tímidamente en España. «Pero hoy en día asistimos a un cambio en la sociedad, que es más sedentaria, que dedica más tiempo al uso de nuevas tecnologías, que vive a un ritmo acelerado, y que en muchos casos descuida cosas que forman parte del desarrollo de los niños, como correr, trepar y adquirir autonomía en su vida diaria», explicó durante la presentación, insistiendo en que la motricidad es «la antesala del aprendizaje cognitivo».
El director del colegio Marista, Javier Velasco, explica el proyecto junto a los profesores de Infantil, otros miembros del equipo docente del centro y representantes de La Caixa. A la izquierda, la terapeuta Isabelle Beaudry.
El director del colegio Marista, Javier Velasco, explica el proyecto junto a los profesores de Infantil, otros miembros del equipo docente del centro y representantes de La Caixa. A la izquierda, la terapeuta Isabelle Beaudry. 
Por su parte, la orientadora del centro, Feli Guerrero, ha explicado que el objetivo de esta aula de integración sensorial es prevenir alteraciones en el desarrollo y el aprendizaje de los niños, e intervenir cuando se detecten casos de retrasos madurativos o de hiperactividad.
La faceta preventiva se dirige a todos los alumnos de Infantil, que diariamente realizan lo que se denominan circuitos motrices, como demostraron ayer durante la presentación del programa. La faceta terapéutica de esta iniciativa se realiza con aquellos alumnos que presenten dificultades en su proceso de maduración y que se realiza por parte de la terapeuta con tareas en el aula de integración sensorial.
El aula, que ha costado 16.000 euros y cuenta con el apoyo de La Caixa, está dotada con materiales para llegar a los estímulos sensoriales que se necesitan en las terapias, como objetos suspendidos, piscinas de bolas o cuerdas para trepar para ahondar en ejercicios de movimiento, táctiles o de resistencia muscular.
El aula está dirigida a los alumnos de Educación Infantil (de 3 a 6 años), si bien estará abierta a escolares de Primaria o Secundaria para los que sea necesario.

Fuente:http://www.elnortedecastilla.es/palencia/201410/28/siete-sentidos-20141028110004.html













miércoles, 3 de diciembre de 2014

Los niños con autismo y la Navidad: 13 consejos para que disfruten de las fiestas


 


 Así como, la mayoría de niños, vive las fiestas de navidad con ganas e ilusión,  para los niños con autismo o con otros trastornos de aprendizaje pueden significar días de mucho estrés. La interrupción de la rutina diaria, el acudir a lugares desconocidos, respirar nuevos olores, tener la casa llena de ruido y gente, etc. pueden suponer para el niño un exceso de estrés.
Estas indicaciones giran alrededor de la importancia de una planificación previa, ya sea explicando al niño lo que se encontrará los próximos días, hablando con los familiares para que tengan en cuenta las necesidades del pequeño, etc. En todo caso, la preparación del niño es la clave .

1. Reduce el estrés.

Trata de encontrar la mejor manera de reducir el estrés tanto para tu hijo como para ti. Planifica con tranquilidad las fiestas y asegúrate de que en tu casa haya espacios que permitan la relajación. Recuerda que tu hijo se ve influenciado por tu estado de ánimo, y por lo tanto, cuanto menos estrés tengas tú, menos tendrá él.

2. Pide ayuda.

Es posible que los amigos y la familia no sepan cómo actuar y dar apoyo a menos que se lo pidas. Dales una lista de las cosas que pueden hacer para darte apoyo; desde cuidar a tu hijo con autismo mientras pasas tiempo con tus otros hijos, hasta que te ayuden a preparar la mesa para la cena de Navidad o a hacer las compras.

3. Envuelve regalos que le resulten familiares.

Si tu hijo no tiene interés en abrir los regalos, ya que son nuevos y desconocidos, envuelve algunos de sus juguetes preferidos. A menudo, para un niño autista, desenvolver objetos que le resultan familiares puede ser muy tranquilizador para él.

4. Asigna una tarea a tu hijo.

Asignarles alguna tarea puede ayudar a reducir el nivel de estrés de tener gente en casa. Por ejemplo, recoger los abrigos de los invitados u ofrecer aperitivos. También es una buena idea explicarle las diferentes fases del evento: primero vendrán los invitados, luego nos sentaremos en la mesa, entablaremos conversaciones, etc.

5. Introduce nuevos olores gradualmente.

Añade canela a la plastilina con la que el niño juega, para introducir gradualmente nuevos aromas. Una de las cosas de las que más se quejan los niños con autismo durante las fiestas son la gran cantidad de perfumes que huelen. Pide a los familiares y amigos que no abusen del perfume.

6. Trabajad conjuntamente en la preparación de los regalos.

Ayuda y anima a tu hijo a participar en la preparación de los regalos de Navidad. Puede ser una excelente oportunidad para que tu hijo trabaje las habilidades sociales, que piense en las necesidades e intereses de otras personas y que sea amable y servicial.

7. Dedica tiempo a tu hijo.

Es fácil sentirse abrumado con los preparativos de las fiestas. Por ello, es aconsejable planificar las actividades de cada día para poder dedicar tiempo a tus hijos. Durante el tiempo que paséis juntos, deja que el niño tome el timón; introdúcete en su mundo y vive las fiestas a través de sus ojos.

8. Crea un calendario semanal.

Imprime un calendario que te permita pegar fotos o dibujos de las actividades que tengáis planeadas durante las fiestas. Divide las actividades en mañana, tarde, noche, etc.; ayudará a tu hijo a visualizar la semana.

9. Prepara a la familia.

Habla con los miembros de la familia con tiempo. Explícales cuáles son las necesidades específicas de tu hijo y cuáles son los planes que habéis acordado para las fiestas de Navidad. Asegúrate de que entiendan que, de esta manera, la experiencia será mejor para todos.

10. Prepara un “saco de actividades”.

Cuando seáis vosotros los que os desplacéis a otras casas para celebrar las fiestas, llévate una bolsa o mochila con los objetos con los que tu hijo encuentra consuelo y le gusta jugar; coches, peluches, CDs, libros, etc. Si tu hijo se siente sobreestimulado, busca un rincón tranquilo en el que pueda jugar con sus juguetes preferidos.

11. Enséñale fotos.

Si a tu hijo le gusta mirar fotos, puede ser una buena manera de explicarle los diferentes eventos que tendrán lugar en los próximos días. Enséñale álbumes familiares de las fiestas de otros años en los que salga él, familiares, amigos, etc. De esta manera no se sentirá tan abrumado con todo lo que vendrá.

12. Crea una experiencia alternativa.

Se pueden planificar experiencias alternativas, como por ejemplo, juntarse con otros padres con hijos autistas y hacer actividades pensadas para este colectivo, en vez de celebrar todas las comidas y actos de las fiestas.

13. Haz que los regalos sean fáciles de abrir.

Si tu hijo tiene problemas con las habilidades motoras, haz que los regalos no sean difíciles de abrir.

 Fuente: http://faros.hsjdbcn.org/es/articulo/13-consejos-ninos-autismo-disfruten-navidad

domingo, 16 de noviembre de 2014

EJERCICIOS DE PSICOMOTRICIDAD



¿QUÉ SON Y CÓMO REALIZARLOS?
La psicomotricidad se refiere al control del propio cuerpo, bien al control de piernas, brazos, cabeza y tronco (psicomotricidad gruesa) o al control de manos y dedos (psicomotricidad fina).

La psicomotricidad está muy relacionada con el nivel de maduración del niño. Pero en ocasiones es necesario ejercitarla para que se desarrolle.

Estos ejercicios están pensados para niños que necesitan estimular o ejercitar su psicomotricidad y pueden ser realizados por los padres.

Para realizarlos, se deben cumplir dos normas básicas:


1º. SEGURIDAD:
Que los ejercicios no supongan un peligro para el niño, por ejemplo, un niño que anda con mucha dificultad, puede ser peligroso que baje escaleras sólo.

Transmitirle seguridad cuando haga los ejercicios: a veces, demasiada protección transmite inseguridad.


2º. GRADUAL:
De más ayuda de los padres, a menos ayuda; y de menos dificultad a mayor dificultad. Por ejemplo, si hacemos el ejercicio de recibir objetos: le lanzaremos la pelota muy próximos y poco a poco nos iremos alejando más. O le ayudamos a bajar escalones cogidos de la mano y poco a poco lo vamos soltando.
Debemos plantear los ejercicios como un juego, en el que pueden participar también los hermanos.

Las sesiones deberían ser diarias, durante 15 minutos de tiempo como mínimo.


EJERCICIOS DE PSICOMOTRICIDAD FINAAdivinar objetos con los ojos tapados, solo con el tacto.

Apretar con fuerza una pelotita en la mano.

Reproducir construcciones realizadas con bloques.

Abrir y cerrar tarros o botellas.

Modelar con arcilla o con plastilina.

Meter cuentas en una cuerda o cinta.

Pasar páginas de un libro, una a una.

Trocear papeles: cada vez más pequeños.

Hacer bolitas de papel o de plastilina.

Aplastar bolitas de papel o de plastilina.

Pulsar teclas con todos los dedos.

Adivinar qué dedos te toco: con los ojos tapados, pasamos un lápiz por un dedo y adivina cuál es.

Luego por dos dedos y así en aumento.

Recoger objetos pequeños (botones, fichas, garbanzos) con los dedos guardándolos en la mano.

Dibujar en una hoja una especie de carretera y cortar con las tijeras por el centro.

Recortar con tijeras.

Pasar un lápiz con una cinta atada por agujeros hechos en cartón, como si estuviera cosiendo.

Colorear: con pintura de dedos, con ceras, rotuladores gruesos o con lápices si es capaz.

Dibujar figuras uniendo puntos marcados.


EJERCICIOS DE PSICOMOTRICIDAD GRUESA
COORDINACIÓN DE PIES
Subir escaleras: sujeto a la baranda y luego suelto.

Bajar escaleras: sujeto a la baranda y luego suelto.

Andar de puntillas.

Saltar con los dos pies, cayendo en el mismo lugar.

Andar sobre una línea recta manteniendo el equilibrio: se puede pintar con tiza un camino haciéndolo cada vez más sinuoso y estrecho.

Caminar marcha atrás manteniendo el equilibrio.

Andar sobre un bordillo manteniendo el equilibrio.

Saltar a la cuerda.

Andar por baldosas de dos colores (en damero) pisando sólo un color.

Sostenerse sobre el pie derecho manteniendo el equilibrio. Después sobre el izquierdo.

Pasar un “circuito”, realizado en el que hay que andar, saltar, pasar a gatas, dar una voltereta...


COORDINACIÓN DE BRAZOS
Botar una pelota.

Lanzar un objeto (una pelota) a otro: con las dos manos y luego con una mano(derecha e izquierda).


Recibir un objeto (una pelota, una bolsa de tela) con las dos manos y luego con una mano (derecha e izquierda).

Jugar a hacer blanco sobre objetos con una pelota o bolsa de tela; por ejemplo,jugar a los bolos.

OTROS JUEGOS

Casi todos los juegos al aire libre.

Deportes en equipo o individuales: bici, patinete, raquetas...

Juegos tradicionales.



Fuente:

http://lapaginadejazmin.blogspot.com.es/2010/11/ejercicios-de-psicomotricidad.html














martes, 21 de octubre de 2014

Juegos para estimular el habla del bebé


Imagen: deanwissing
Aprender a hablar es un proceso instintivo y natural, pero los adultos pueden ayudar. Estimular al niño desde que emite sus primeros balbuceos hasta que es capaz de pronunciar las primeras frases es fundamental para el desarrollo lingüístico del pequeño, según algunos especialistas.
Del balbuceo a las palabras. Este es el primer camino por el lenguaje que recorre el bebé. Comienza cuando emite sus primeros fonemas, alrededor de los siete o nueve meses. Cuando cumple los 12 o 15 meses, ya suele ser capaz de denominar algo por su nombre. A partir de entonces, y hasta que alcanza los cinco años, el pequeño desarrolla su capacidad lingüística. Amplía poco a poco su vocabulario y aprende a construir frases completas. El niño aprende a hablar.
Los juegos pueden estimular el aprendizaje del habla del niño
Este aprendizaje se produce de forma natural, pero adaptado al ritmo y características de cada menor. Sin embargo, sí hay juegos y actividades con las que se puede apoyar el habla del bebé. "La actitud de los padres no debe ser pasiva", defiende el destacado psicólogo estadounidense B.F. Skinner, que sostiene que el medio que rodea al niño tiene un papel muy relevante en su desarrollo del habla. "Desde las primeras edades, el entrenamiento auditivo es la base para el correcto desarrollo de la comunicación oral", apunta, por su parte, Margarita Gil, directora de un gabinete de aprendizaje y lenguaje.
A continuación se explican algunos juegos para apoyar a los pequeños en su aprendizaje del habla que recomienda esta especialista.

Cinco juegos de sonidos para aprender a hablar

Imagen: james keller
Los los juegos son divertido para los niños, pero, además, le pueden ayudar a aprender a hablar.
  1. El traductor de sonidos
    Un buen ejercicio para que el pequeño aprenda a discriminar los sonidos y los relacione con el lenguaje es hacer de traductor de sonidos. Para ello, el adulto debe traducir con la palabra correspondiente los sonidos y ruidos cotidianos que se producen de forma habitual, como el timbre de la puerta, la lavadora o el teléfono. También se pueden utilizar los de la calle: una sirena, pitidos, un perro o coches. Y los de la naturaleza: un pájaro, el viento, la lluvia, etc.
  2. ¿Dónde estoy?
    Con este juego se puede enseñar a los más pequeños a localizar el origen del sonido. El adulto se puede ocultar en distintas partes de la casa y emitir un sonido desde su escondite. También se puede hacer esta actividad con la ayuda de un juguete sonoro.
  3. ¡Saca la lengua!
    Sacar la lengua, hacer muecas, cerrar y abrir los ojos,.....
    Este juego permite entrenar los movimientos. Para ello, hay que pedir al niño que nos imite. Luego esperamos lo que hace el y nosotros imitamos sus movimientos.
  4. Vamos a soplar
    Para aprender a articular bien las palabras, el niño debe ejercitar la respiración y también aprender a acompasar el ritmo de la misma. Un buen ejercicio para ello es a soplar una vela.
    Otra propuesta es colocar pequeñas bolitas de papel o de algodón sobre una superficie lisa y soplar sobre ellas para lograr que lleguen las primeras a la meta. Tambien se puede soplar por una pajita en la bañera y ver como salen las burbujas.
  5. La orquesta
    Este juego permite relacionar el lenguaje gestual con el oral a través de los sonidos. En este caso, será la música la que estimula el habla del niño.
    El adulto enseña al pequeño los diferentes sonidos de los instrumentos musicales a la vez que realiza el gesto que le corresponde (simula que los toca). Así, el tambor será pon, pon, pon, la trompeta pa, pa, pa y la guitarra ran, ran, ran. El pequeño debe identificar cada gesto y responder con la onomatopeya correspondiente.
  6. Mirar cuentos con el bebe y al principio vocalizamos nosotros la onomatopeya correspondiente a la imagen, luego esperemos si lo hace el bebe.
    Consejos para no frenar el habla del niño
  • Dejarle hablar. No interrumpir al niño cuando quiere expresarse para corregirle, ni terminar las frases por él para acelerar la conversación.
  • Aprovechar cualquier ocasión para introducir sonidos o vocabulario.
  • Leer con el pequeño y dejarle participar de forma activa en la lectura.
  • No corregirle cuando articule mal una palabra. Es mejor introducir el término de forma correcta de nuevo en la conversación.
  • Los padres son el principal modelo lingüístico para el niño. Por eso hay que cuidar el propio vocabulario y evitar utilizar un lenguaje infantilizado.

    Fuente:










martes, 14 de octubre de 2014

Disfunción de Integración Sensorial o la realidad desordenada, amenaza para los niños


La integración sensorial es la capacidad del sistema nervioso para interpretar la información percibida por los sentidos y generar respuestas inmediatas. Cuando falla una de las piezas que componen ese mecanismo, los niños se enfrentan a más obstáculos de los habituales y se irritan, se retraen o explotan… emocionalmente
El nivel de actividad bajo o muy alto es uno de los signos de la Disfunción de Integración Sensorial. EFE/Arno Burgi 
El nivel de actividad bajo o muy alto es uno de los signos de la Disfunción de Integración Sensorial. EFE/Arno Burgi
Somos máquinas que escaneamos la realidad a través del gusto, la vista, el oído, el tacto, el olfato, el movimiento, la gravedad y la posición. “La integración sensorial es la función del sistema nervioso para asimilar la información del entorno y obtener la percepción correcta de la situación que nos rodea”, explica a EFEsalud Isabelle Beaudry, directora de la Clínica de Terapia Ocupacional Pediátrica Beaudry-Bellefeuille (Oviedo).
Se trata de “un proceso neurológico que nos permite utilizar nuestro cuerpo eficazmente en cada contexto, organizando la información sensorial que recibimos de nosotros mismos y del entorno para emitir respuestas adecuadas”, precisa Víctor da Silva Gamo, director del Centro Sensory (Madrid).
La secuencia lógica es percibir, organizar y responder, pero muchos niños tienen dificultades a la hora de seguirla y se enfrentan a la Disfunción de Integración Sensorial (DIS) o Desorden en el Procesamiento Sensorial (DPS).

La realidad desordenada

Johanna León García, terapeuta ocupacional y fundadora de la Asociación de Terapia para la Salud y la Educación (SALUDE), asegura que “el DPS afecta a niños que no tienen problemas neurológicos ni genéticos y que hay al menos uno con estas dificultades en cada aula del jardín de infancia”.
EFE/Óscar Corral
Desde la etapa preescolar, padres y educadores se encuentran con signos de esta disfunción, que tiene consecuencias en muchos niveles. “El funcionamiento del sistema sensorial y su integración es la base para un desarrollo óptimo de capacidades como concentración, planificación, praxis, aprendizaje académico, autoestima, autocontrol y habilidad motora”, señala el experto da Silva Gamo.
Agrega que “desde bebés hay comportamientos que pueden anticiparnos una posible disfunción como retraso motor, dificultades de alimentación, intolerancia a estar boca arriba o alteraciones del sueño”.
La terapeuta Isabelle Beaudry, por su parte, explica que una de las dificultades para tratar el DPS es que no es fácil de detectar por una persona que no esté específicamente formada porque se manifiesta en “dificultades sutiles que se pueden atribuir a otros problemas” o se confunde con una mala crianza que despierta culpabilidad en muchos padres.
Los expertos describen el perfil de los niños con DPS:
  • Son hostiles, irritables, difíciles, agresivos o explotan en llanto sin razón aparente.
    Los niños con DPS tienen muchas dificultades en el aprendizaje. EFE/Manuel Bruque
  • Son retraídos, lentos, excesivamente tranquilos y mantienen la postura decaída o todo lo contrario: extremadamente activos y ansiosos; no paran de correr y de moverse.
  • Se enfadan al percibir ciertos sonidos, estímulos visuales, movimientos, texturas y olores. Les molestan las etiquetas de la ropa, las sábanas, cortarse las uñas, el pelo o comer ciertos alimentos.
  • No siguen el mismo ritmo de aprendizaje que los demás niños de su edad. Se confunden al copiar de la pizarra, leer, escribir o recortar.
  • Tienen dificultades en el razonamiento lógico, en la secuenciación o en la planificación motora. También en las tareas matemáticas y en la memorización de conceptos.
  • Son descoordinados para practicar deportes y se tropiezan mucho. No les gusta trepar, saltar, colgarse o columpiarse.

Parte de otros diagnósticos

Un abanico tan variado de signos hace que niños con DPS reciban otros diagnósticos como trastornos de la conducta o el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), según la terapeuta Isabelle Beaudry.
Johanna León, especialista de SALUDE, considera que aunque el TDAH y el DPS son distintos, porque el primero es de origen neurobiológico, “frecuentemente coexisten”.
Cita un estudio de la terapeuta estadounidense Lucy Miller que concluyó, en una investigación con 2.400 niños, que el 60% padecía ambos trastornos a la vez. “En otro estudio, Miller demostró que los comportamientos emocionales, de atención y sensoriales son significativamente diferentes entre los niños con TDAH y con DPS”, enfatiza León.
La Disfunción de Integración Sensorial puede entenderse, entonces, como parte de otros diagnósticos. En palabras del terapeuta da Silva Gamo: “Hay comportamientos que son signos de DPS y pueden ser también signos de otras patologías; este trastorno puede cursar de forma aislada o como parte de otra patología”.

El juego como terapia

Isabelle Beaudry afirma que la investigación del DPS se ha desarrollado dentro de la terapia ocupacional, “un ámbito profesional que analiza problemas de participación en la vida diaria que son, precisamente, los que tienen estos niños”. Por eso, sugiere que los padres busquen un terapeuta ocupacional formado en integración sensorial.
Las terapias para tratar los problemas de integración sensorial se centran en el juego. Foto cedida por la terapeuta Johanna León.
Víctor da Silva Gamo subraya que “el terapeuta ocupacional es el único profesional sanitario cualificado para tratar desde el Enfoque de Integración Sensorial”.
El consejo lo repite la especialista Johanna León, que recomienda una valoración de las funciones sensoriales del niño que incluye motricidad, equilibrio, coordinación, capacidad de organización, planificación, desempeño de actividades de autocuidado y características del ambiente que lo rodea.
Da Silva Gamo define, desde su experiencia en el Centro Sensory, la terapia para el DPS: “Se realiza en sesiones individuales en las que, a través del juego, se utiliza la motivación intrínseca del niño para conseguir respuestas adecuadas del procesamiento sensorial”.
La estimulación visual es fundamental en las terapias. Foto cedida por Johanna León.
Aclara que estas actividades no constituyen una “exposición continuada a estímulos sensoriales ni entrenamiento repetitivo en habilidades”, sino que se centran en las experiencias sensoriales para obtener respuestas cada vez más complejas.
Para Beaudry la terapia ocupacional es muy activa y busca “enganchar la motivación interna lo que, en los niños, se logra a través del juego”. El objetivo es ganar su atención para encaminarlos hacia la rehabilitación.

“La pregunta del millón”

Si un niño puede recuperarse completamente de su DPS es “la pregunta del millón” para la terapeuta Isabelle Beaudry, que lleva 25 años tratando esta disfunción.
EFE/Nacho Gallego
Esta experta argumenta que la Disfunción de Integración Sensorial exige un proceso de neuro-rehabilitación.
En ese sentido, asegura que con terapia los niños “pueden mejorar mucho, sobre todo cuando inician en edades muy tempranas, porque el sistema nervioso aún es maleable y hay plasticidad neuronal”.
No obstante, advierte que el DPS deja marcas sutiles que pasan a ser rasgos del temperamento o de la forma de ser.
“Hay personas a las que llamamos ‘tranquilas’: evitan luces, sonidos o grandes concentraciones de gente y otras, en cambio, disfrutan con estímulos fuertes”, concluye Beaudry.

Fuente:http://www.efesalud.com/noticias/disfuncion-de-integracion-sensorial-o-la-realidad-desordenada-amenaza-para-los-ninos/

















viernes, 26 de septiembre de 2014

Trastorno del Procesamiento Sensorial / Integración Sensorial y Autismo


Algunas respuestas a las conductas en personas con autismo. Cómo detectarlas y tratarlas


Obras de arte originales © 2004 Melissa Zacherl

Muchas veces vestir al niño es toda una odisea, le ponemos una camiseta y él se la quita a toda velocidad. Otras veces son los zapatos, o son anchos, o estrechos, o suaves o duros, o lo que sea, sencillamente se los quitan, o no quieren andar. O cuando queremos abrazarlos para besarlos, sencillamente nos apartan con cara de desagrado. A veces un sonido como el de una aspiradora, o la sirena de una ambulancia o cualquier otro sonido, hacen que el niño se tape los oídos y a veces salga despavorido. A veces comen cosas como tierra (no siendo esto el famoso pica). Otras veces presentan berrinches o Tantrums descomunales (sobre los cuales hablaremos en un próximo artículo) y sin sentido aparente, berrinches que pueden duran muuuucho. La comida puede ser otro gran problema, o está fría, o caliente, o dura, o áspera o lo que sea; comer es siempre todo un problema. A veces, en una situación aparentemente normal y tranquila, el niño sale huyendo, con el peligro que esto conlleva en una sociedad moderna. Si su hijo presenta alguna de estas conductas, quizá tenga un Trastorno del Procesamiento Sensorial (TPS).

El Trastorno del Procesamiento Sensorial (Sensory Processing Disorder – SPD) a día de hoy se estima que afecta aproximadamente al 3% de los niños. Suele presentarse como una comorbilidad muy común en los Trastornos del Espectro del Autismo (TEA), Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) y otros trastornos del neurodesarrollo. Aunque se presume que el impacto en niños con autismo es muy elevado. Según un estudio del 2009 (Ver el mismo en Anexos) se constató que uno de cada 6 niños presenta este tipo de problemas. Aunque los datos actualizados sobre TEA están disparando esta cifra, variando del 70 al 40%, pero lamentablemente este aspecto no está suficientemente bien documentado a día de hoy.

¡Me quito la ropa y me voy al agua! ¡Adoro el agua! Sin importarles el lugar se lanzan al agua donde pueden permanecer horas

Este trastorno explica muchas de las conductas de los niños con autismo, conductas a priori inexplicables y que pueden ser toda una tortura, tanto para el niño como para quienes “sufren” sus rabietas o conductas impropias. Además, existe la teoría de que este problema está directamente relacionado con las conductas de “escapismo” de los niños con autismo. Sobre este punto ya informamos en el artículo “Informe preliminar sobre el peligro de escaparse de los niños con autismo”. Y relacionado con esto aparece el agua. El agua ejerce cierto efecto de fascinación en muchos niños con autismo. Se cree que esta fascinación por el agua está relacionada por los reflejos , movimientos y sonidos que esta produce, siguen patrones que resultan relajantes. Otra es el efecto sensorial que el agua produce. De ahí que muchos Terapeutas Ocupacionales lleven a sus alumnos a la piscina para hacer terapia, ya que en el agua suelen estar mucho más calmados y tranquilos. Ese efecto envolvente del agua parece producir un efecto muy relajante. Pero a su vez puede resultar muy peligrosa, se han dado ya muchos casos de muerte por ahogamiento. Es importante que nuestros niños aprendan a nadar o flotar lo antes posible.


Otras conductas frecuentes y relacionadas con el mismo tema son la realización de sonidos guturales, estos presentan una frecuencia monotonal, realizándolos de forma reiterativa. Suelen acompañar este tipo de sonidos con aleteo de manos, caminando de puntillas o con los típicos balanceos. Es también frecuente el uso de cordeles o bolsas de plástico, los cuales agitan de forma sistemática, pudiendo pasar largos períodos de tiempo con este tipo de acciones. Ese movimiento repetitivo y controlado por ellos los lleva a un ensimismamiento total.

También es muy frecuente la hipersensibilidad a determinados sonidos, tal y como apuntábamos al principio del artículo, la sirena o timbre del colegio puede ser algo terrible para estos niños. Es frecuente ver como se golpean las orejas o se las tapan con las manos mientras muestran una cara de gran desagrado. Es destacable también la torpeza en muchos niños, dado que al no tener un buen sentido del equilibrio se caen con mucha facilidad.

Otro de los aspectos relevantes sobre el problema sensorial en el autismo se puede apreciar en los balanceos que el niño realiza de forma sistemática y que le producen cierta calma. Cuando el niño se excita, suele sentarse frente a una pared e iniciar un balanceo sin motivo aparente. Este balanceo puede ser usado por el niño como un sistema de evasión y relajación. De hecho, los Terapeutas Ocupacionales, en la terapia de integración sensorial usan el movimiento y balanceo del niño como un medio de calmarlo y aprovechar para darle otro tipo de terapia. Cuando el niño está calmado y receptivo es mucho más sencillo el poder trabajar con él, consiguiendo de esta forma dos objetivos al mismo tiempo, regular sus problemas sensoriales y trabajar la terapia.

Algunas de las señales de alarma del Trastorno del procesamiento sensorial han sido recopiladas por la “Sensory Procesing Disorder Foundation” y que reproducimos íntegramente aquí:
El Trastorno de Procesamiento Sensorial o TPS puede afectar a uno o varios sentidos (vista, gusto, tacto, olfato, oído, propiocepción y/o sentido vestibular/equilibrio). Algunos niños con este trastorno se sienten bombardeados por la información sensorial y la evitan. Otros, al contrario, parece que no se dieran cuenta de los estímulos que los rodean, y son indiferentes. Algunos “niños sensacionales” como se llama a quienes sufren este trastorno, tienen problemas de coordinación. A otros se les antoja tener estimulación sensorial intensa y activamente la buscan. Los síntomas varían dentro del trastorno. Si usted reconoce algunos de los siguientes síntomas en su hijo, debe mandarle a hacer exámenes o estudios para determinar si efectivamente tiene un trastorno de procesamiento sensorial.

Bebes entre cero y 36 meses
‐Problemas de alimentación o sueño.
-Irritable cuando lo están vistiendo, incómodo con su ropa.
-Rara vez juega con juguetes.
-Resiste que lo alcen; curva la espalda cuando lo alzan
-No puede calmarse él solo.
-Torpe, poco flexible, cuerpo tieso. Demorado en actividades motoras.
Pre‐escolares (niños y niñas entre 3 y 5 años)
-Muy sensible al tacto, ruidos, olores u otras sensaciones o a la gente.
-Se distrae fácilmente, se mueve mucho, es agresivo.
-Dificultad para vestirlo, darle de comer, dormirlo y/o entrenarlo para ir solo al baño.
-Dificultad para hacer amigos.
-Torpe, débil, habilidades motoras bajas.
-En constante movimiento; en la cara y en el espacio de todos.
-Pataletas frecuentes o largas especialmente cuando debe cambiar de actividades.
Niños entre 5 y 12 años
-Muy sensible al tacto, ruidos olores u otras sensaciones y/o a la gente.
-Se distrae fácilmente se mueve mucho, es agresivo.
-Se sobrecarga fácilmente, sintiéndose angustiado por las circunstancias.
-Dificultad para aprender a escribir o actividades motoras.
-Dificultad para hacer amigos.
-Indiferente al dolor propio o el dolor de los demás.
Adolescentes y adultos
-Muy sensible al tacto, ruido, olores, otras sensaciones y/o a la gente.
-Baja auto‐estima, miedo o torpeza al comenzar nuevas actividades.
-Letárgico y lento.
-Siempre activo, impulsivo, distraído.
-Deja los trabajos sin terminar.
-Torpe, lento, habilidades motoras bajas.
-Dificultad para concentrarse.
-Dificultad para concentrarse en el trabajo y en reuniones.

Los síntomas del trastorno de procesamiento sensorial ocurren dentro de un amplio espectro de severidad. Mientras que la mayoría de la gente encuentra ocasionalmente dificultades para procesar la información sensorial, la característica en niños y adultos con TPS es que estas dificultades son crónicas, y les interrumpe el diario vivir. Este trastorno solo puede ser diagnosticado después de pruebas muy complejas que solo pueden ser practicadas por profesionales de la medicina, psicología o ramas relacionadas.
Más información (en inglés con algunos apartados en español)  en la web oficial de la Sensory Procesing Disorder Foundation

¿Qué hacer si nuestro hijo presenta problemas sensoriales?
Básicamente este problema se pude explicar como si el niño no tuviese bien sintonizados sus sentidos. De forma que todos se activasen de forma desordenada y a la vez, provocando este tipo de conductas, lógicas por otra parte. El propósito de la terapia de integración sensorial no es otro que el trabajar en realizar esa sintonía sobre sus sentidos y aspectos sensoriales. Podríamos decir que la sensación es como entrar en una discoteca, con un par de audífonos para aumentar la capacidad auditiva, con unas gafas que a su vez ampliasen el efecto de las luces, vestidos son ropa realizada con papel de lija, unos zapatos de buzo de 10 kilos cada uno y con un cuatro cafés, como es lógico, a los 5 minutos estaríamos al borde de un ataque de histeria. Bien, pues llevar a cabo una terapia de integración sensorial. Esta debe de ser llevada a cabo por profesionales acreditados. Al igual que sucede con la Hipoterapia, dar vueltas a lomos de un caballo no es una terapia, pues con esto es lo mismo. Existen unas técnicas específicas, y además hay que hacer un estudio previo del niño para descubrir cual son los aspectos más afectados para trabajar en ellos. En autismo las intervenciones deben de adecuarse al niño y no al revés.

 


jueves, 4 de septiembre de 2014

Grupo de bebes con su madre/padre

Os presento el grupo de bebes, algunos ya lo conocen del curso pasado. 

Vamos a empezar con grupos nuevos.

¡Anímate a pruebalo, aqui os dejo la información!

                        



                    de 1 a 14 meses
 
- Juegos que acompañan el desarrollo
- Psicomotricidad
- Despertar los sentidos
- Relajación y masaje infantil
- Charlas e intercambio de experiencias
- Conocer otras madres y/o padres


¡Ven y disfruta de las actividades con tu hijo!

Empezamos con grupos nuevos
Plazas limitadas


Miercoles de 11h a 12.30h

en Calle Goleta 12, 2ºE
Granada (en La Chana)

Para más información:
635203884 (Astrid)                             astrid.456@hotmail.es

lunes, 1 de septiembre de 2014

La Terapia Ocupacional / Integración Sensorial, una importante ayuda para el niño hiperactivo







 La Terapia Ocupacional basada en la Teoría de la integración sensorial puede resultar clave en la intervención terapéutica del niño hiperactivo. En muchos casos, las dificultades existentes para mantener la atención, regular el nivel de actividad e/o interactuar adecuadamente con el ambiente están relacionadas con un problema de integración sensorial, y más específicamente, con un problema de modulación sensorial.






 Los principales síntomas de una disfunción de modulación sensorial, según Parham y Mailloux (en Roley,Blanche,Schaaf, 2001), son los siguientes:


1)     dificultades con las habilidades sociales y la participación en el juego.

2)     poca confianza en uno mismo y falta de autoestima.

3)     dificultades con las actividades de la vida diaria y en el ámbito escolar.

4)     ansiedad, falta de atención e inadecuada habilidad para regular las reacciones propias ante los demás.

5)     retraso en el ámbito sensorimotor y en el desarrollo de habilidades motoras finas y gruesas.



Con una detallada evaluación que incluye pruebas específicas sobre el procesamiento sensorial, con la observación del niño en sus diferentes ambientes y con cuestionarios para los padres y profesores, el terapeuta ocupacional puede identificar los sistemas sensoriales afectados y preparar un programa de actuación acorde con el perfil sensorial de cada niño. Las actividades y adaptaciones propuestas por el terapeuta ocupacional tienen como objetivo nutrir sensorialmente al niño, es decir, son actividades con una alta carga sensorial, sobre todo en los ámbitos proprioceptivo, vestibular y táctil. La intervención puede efectuarse en varios frentes simultáneamente; es decir, por una parte, el niño puede acudir a tratamientos directos en una clínica que cuente con material de integración sensorial, pero además, al mismo tiempo, se pueden incorporar a su ámbito familiar y al escolar actividades y adaptaciones que tengan en cuenta las necesidades sensoriales del niño.

No todos los niños hiperactivos lo son por las mismas causas. Para algunos, la hipersensibilidad táctil es el principal problema; para otros, su hiperactividad tiene primordialmente un origen vestibular, o bien una combinación de dificultades en varios sistemas sensoriales. Lo ideal es, sin duda alguna, una evaluación individual realizada por un terapeuta ocupacional con una formación específica en integración sensorial, algo que, desgraciadamente, no siempre es posible. En este caso de no poder contar con un terapeuta ocupacional especializado en integración sensorial, siempre se pueden aplicar algunas estrategias generales que pueden ayudar al niño hiperactivo en su adaptación a la clase y al ámbito escolar en general. A continuación, veremos algunas de estas estrategias.



No debe olvidarse que el sistema nervioso de los niños que padecen problemas de integración sensorial es menos estable que el de otros pequeños y que, por ello, son niños frágiles en el plano emocional. La estimulación ambiental –ruidos, movimientos, luces, personas, etc.-- puede provocar que el niño sufra una pérdida de control. Es necesario, por tanto, que nos mantengamos alerta respecto al niño y a todo lo que le rodea, con el objeto de poder evitarle situaciones que le supongan perder el control. Situaciones ruidosas o bullangueras, como las que se dan en fiestas de cumpleaños o en recintos de atracciones, que resultan tremendamente divertidas para la mayor parte de niños, son habitualmente muy estresantes para el niño con un problema en su integración sensorial.  Es posible que hasta la actividad del patio del colegio o, incluso, la de su aula escolar le resulten igualmente demasiado estimulantes. Por ello es conveniente que disponga, dentro de su clase, de un rincón tranquilo al cual pueda acudir, retirarse, para recobrar la calma cuando se sienta sobreestimulado y, así, evitar una crisis emocional, una pérdida de control. Sencillamente, una mesa cubierta con una manta puede hacer las funciones de casita de reposo, a la cual el profesor podrá invitar al niño a ir a calmarse cuando éste se encuentre sobreexcitado. Una vez establecido este lugar y dictaminada su función, el propio niño podrá acudir a él de modo autónomo cuando sienta la necesidad de hacerlo, cuando necesite tranquilidad, para rebajar su sobreexcitación. Es fundamental que se respete el cometido de la casita de reposo y que no se convierta en un espacio más para jugar o realizar otras actividades; el niño debe relacionarla únicamente con un lugar de tranquilidad, con su pequeño refugio contra la sobreexcitación.



En cualquier caso, resulta imprescindible que tanto padres como profesores sepan mantener la calma, ya que constituyen un elemento básico del ambiente que rodea al niño. Si el niño llega a perder el control, los castigos servirán solamente para empeorar su autoestima. Lo primero es ayudarlo a recomponerse. El mencionado sitio tranquilo, la casita de reposo, con una manta favorita o un osito de peluche en su interior, puede proporcionar al niño las estimulaciones calmantes que necesita. Algunos niños apreciarán que se les abrace o que se les meza. Un paseo al aire libre, sobre todo si el día está fresco, también puede ayudar.



Todo esto no significa que no se deba disciplinar al niño que presenta problemas de integración sensorial. Un programa de recompensas por buen comportamiento y retirada de privilegios por comportamientos inadecuados es beneficioso para todos los niños. En el caso del niño que tiene dificultad para controlar sus emociones y su nivel de actividad, premiar las ocasiones en las cuales consiga mantener la calma lo ayudará y le dará confianza en sí mismo. Pero hay que poner a su disposición estrategias eficaces para ayudarle a conseguir su objetivo y colaborar con él en el reconocimiento de su propio estado de alerta. Las terapeutas ocupacionales Williams y Shellenberger diseñaron un excelente programa para enseñar a los niños cómo ser más conscientes de sus necesidades sensoriales y cómo modificar su estado de alerta utilizando actividades con alta carga sensorial.



Algunos niños son hipersensibles a los olores y los ruidos ambientales, y la exposición a este tipo de estímulos puede provocar una alteración en el comportamiento y el nivel de alerta. Es conveniente eliminar, en la medida de lo posible, los ruidos que puedan distraer al niño. Por ejemplo, una escuela de Montreal (Canadá) tuvo la feliz idea de poner pelotas de tenis agujereadas en la base de todas las patas de las mesas y sillas para eliminar el molesto ruido causado por el roce con el suelo. Las ventanas y puertas abiertas pueden constituir otra fuente de ruidos que distraen y sobreestimulan al niño con problemas de integración sensorial. Debemos también controlar nuestra voz y procurar hablar suave y tranquilamente.



Ciertos olores, de alimentos, productos de aseo o de limpieza, pinturas, etc. pueden ser estímulos francamente desagradables para algunos niños. Evidentemente, es imposible controlar todos los ruidos y olores ambientales, pero conviene ser consciente de que esos estímulos pueden influir muy negativamente en el comportamiento del niño.



Para algunos niños hiperactivos la proximidad de los compañeros puede ser una constante fuente de tensión. Encontrarse en el medio de una fila puede representar una situación extremadamente estresante. Colocarse en el último lugar de la hilera, desde donde se pueden controlar las distancias con los demás, suele ser una eficaz manera de reducir la tensión vivida por este tipo de niños.



El momento de las comidas, cuando varias personas se sientan a la misma mesa, puede también  constituir otro motivo de tensión. Dejar que el niño coma en un extremo de la mesa ayuda a preservar su espacio personal y, por tanto, a evitar crisis emocionales. Los comedores de los colegios, siempre bulliciosos y llenos de gente, suelen resultar demasiado estimulantes para el niño con problemas de modulación sensorial. Si no es posible que el niño efectúe su almuerzo en su hogar tranquilamente, entonces es aconsejable que en el comedor del colegio se le reserve el lugar más tranquilo, así como que se le encuadre en el turno menos ruidoso.



Lo que más caracteriza el niño hiperactivo es el exceso de movimiento, lo cual puede deberse  a diversas causas. Dicho exceso de movimiento puede ser causado, por ejemplo, por un déficit en los sistemas vestibular y propioceptivo, responsables en gran parte del control postural, lo que hace que al niño le cueste mantener su cuerpo erguido contra la gravedad y busque continuamente apoyos de un modo u otro. Es frecuente que estos niños adopten posturas de verdaderos contorsionistas mientras están sentados, envolviendo sus piernas alrededor de las patas de las sillas, por ejemplo. Otros, sencillamente no consiguen mantenerse sentados  y se caen a menudo de sus asientos. En estos casos, un tratamiento de Terapia Ocupacional basado en la Teoría de la integración sensorial suele ser eficaz para solucionar el problema. Hay otros niños que necesitan una gran cantidad de estimulación (vestibular, proprioceptiva, táctil) para mantener un nivel de alerta adecuado y buscan esa estimulación a través del movimiento. En este caso, los niños afectados se benefician, por ejemplo, de asientos que se mueven, de frecuentes actividades deportivas, de muchas oportunidades para levantarse (ayudar al profesor a repartir papeles, hacer recados, etc.) y, en general, de no pasar demasiado tiempo en situaciones en las que el movimiento no está permitido.



En definitiva, el niño hiperactivo debe ser considerado no solamente desde un punto de vista psicológico y médico, sino también desde un punto de vista sensorial. La intervención del terapeuta ocupacional es fundamental para determinar cuáles son los sistemas sensoriales afectados, qué estímulos sensoriales alteran negativamente el comportamiento y qué estímulos sensoriales pueden ayudar a mantener un nivel de alerta adecuado para la interacción y el aprendizaje.

( Isabelle Beaudry Bellefeuille )







Bibliografía:


BEAUDRY BELLEFEUILLE, I. (2003), Problemas de aprendizaje en la infancia. La descoordinación motriz, la hiperactividad y las dificultades académicas desde el enfoque de la teoría de la integración sensorial, Ediciones Nobel, Oviedo.


BUNDY, A. C., LANE, S. J., MURRAY, E. A. (2002), Sensory Integration: Theory and Practice (2nd edition), F. A. Davis Company, Philadelphia.



ROLEY, S. S .,  BLANCHE, E. I.,  SCHAAF, R. C. (2001), Understanding the Nature of Sensory Integration with Diverse Populations, Therapy Skill Builders, San Antonio.



SENSORY INTEGRATION INTERNATIONAL, INC. (1991), A Parent´s Guide to Understanding Sensory Integration, Sensory Integration International, Torrance, CA.



WILLIAMS, M. S., SHELLENBERGER, S. (1996), How does your engine run?, Therapyworks Inc., Alburquerque, NM.