Algunas respuestas a las conductas en personas con autismo. Cómo detectarlas y tratarlas
Muchas veces vestir al niño es toda una odisea, le
ponemos una camiseta y él se la quita a toda velocidad. Otras veces son
los zapatos, o son anchos, o estrechos, o suaves o duros, o lo que sea,
sencillamente se los quitan, o no quieren andar. O cuando queremos
abrazarlos para besarlos, sencillamente nos apartan con cara de
desagrado. A veces un sonido como el de una aspiradora, o la sirena de
una ambulancia o cualquier otro sonido, hacen que el niño se tape los
oídos y a veces salga despavorido. A veces comen cosas como tierra (no
siendo esto el famoso pica).
Otras veces presentan berrinches o Tantrums descomunales (sobre los
cuales hablaremos en un próximo artículo) y sin sentido aparente,
berrinches que pueden duran muuuucho. La comida puede ser otro gran
problema, o está fría, o caliente, o dura, o áspera o lo que sea; comer
es siempre todo un problema. A veces, en una situación aparentemente
normal y tranquila, el niño sale huyendo, con el peligro que esto
conlleva en una sociedad moderna. Si su hijo presenta alguna de estas
conductas, quizá tenga un Trastorno del Procesamiento Sensorial (TPS).
El Trastorno del Procesamiento Sensorial (Sensory
Processing Disorder – SPD) a día de hoy se estima que afecta
aproximadamente al 3% de los niños. Suele presentarse como una
comorbilidad muy común en los Trastornos del Espectro del Autismo (TEA),
Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), Trastorno
Obsesivo Compulsivo (TOC) y otros trastornos del neurodesarrollo. Aunque
se presume que el impacto en niños con autismo es muy elevado. Según un
estudio del 2009 (Ver el mismo en Anexos) se constató que uno de cada 6
niños presenta este tipo de problemas. Aunque los datos actualizados
sobre TEA están disparando esta cifra, variando del 70 al 40%, pero
lamentablemente este aspecto no está suficientemente bien documentado a
día de hoy.
Este trastorno explica muchas de las conductas de los
niños con autismo, conductas a priori inexplicables y que pueden ser
toda una tortura, tanto para el niño como para quienes “sufren” sus
rabietas o conductas impropias. Además, existe la teoría de que este
problema está directamente relacionado con las conductas de “escapismo”
de los niños con autismo. Sobre este punto ya informamos en el artículo “Informe preliminar sobre el peligro de escaparse de los niños con autismo”.
Y relacionado con esto aparece el agua. El agua ejerce cierto efecto de
fascinación en muchos niños con autismo. Se cree que esta fascinación
por el agua está relacionada por los reflejos , movimientos y sonidos
que esta produce, siguen patrones que resultan relajantes. Otra es el
efecto sensorial que el agua produce. De ahí que muchos Terapeutas
Ocupacionales lleven a sus alumnos a la piscina para hacer terapia, ya
que en el agua suelen estar mucho más calmados y tranquilos. Ese efecto
envolvente del agua parece producir un efecto muy relajante. Pero a su
vez puede resultar muy peligrosa, se han dado ya muchos casos de muerte
por ahogamiento. Es importante que nuestros niños aprendan a nadar o
flotar lo antes posible.
Otras conductas frecuentes y relacionadas con el
mismo tema son la realización de sonidos guturales, estos presentan una
frecuencia monotonal, realizándolos de forma reiterativa. Suelen
acompañar este tipo de sonidos con aleteo de manos, caminando de
puntillas o con los típicos balanceos. Es también frecuente el uso de
cordeles o bolsas de plástico, los cuales agitan de forma sistemática,
pudiendo pasar largos períodos de tiempo con este tipo de acciones. Ese
movimiento repetitivo y controlado por ellos los lleva a un
ensimismamiento total.
También es muy frecuente la hipersensibilidad a
determinados sonidos, tal y como apuntábamos al principio del artículo,
la sirena o timbre del colegio puede ser algo terrible para estos niños.
Es frecuente ver como se golpean las orejas o se las tapan con las
manos mientras muestran una cara de gran desagrado. Es destacable
también la torpeza en muchos niños, dado que al no tener un buen sentido
del equilibrio se caen con mucha facilidad.
Otro de los aspectos relevantes sobre el problema
sensorial en el autismo se puede apreciar en los balanceos que el niño
realiza de forma sistemática y que le producen cierta calma. Cuando el
niño se excita, suele sentarse frente a una pared e iniciar un balanceo
sin motivo aparente. Este balanceo puede ser usado por el niño como un
sistema de evasión y relajación. De hecho, los Terapeutas Ocupacionales,
en la terapia de integración sensorial usan el movimiento y balanceo
del niño como un medio de calmarlo y aprovechar para darle otro tipo de
terapia. Cuando el niño está calmado y receptivo es mucho más sencillo
el poder trabajar con él, consiguiendo de esta forma dos objetivos al
mismo tiempo, regular sus problemas sensoriales y trabajar la terapia.
Algunas de las señales de alarma del Trastorno del procesamiento sensorial han sido recopiladas por la “Sensory Procesing Disorder Foundation” y que reproducimos íntegramente aquí:
El Trastorno de Procesamiento Sensorial o TPS puede
afectar a uno o varios sentidos (vista, gusto, tacto, olfato, oído,
propiocepción y/o sentido vestibular/equilibrio). Algunos niños con este
trastorno se sienten bombardeados por la información sensorial y la
evitan. Otros, al contrario, parece que no se dieran cuenta de los
estímulos que los rodean, y son indiferentes. Algunos “niños
sensacionales” como se llama a quienes sufren este trastorno, tienen
problemas de coordinación. A otros se les antoja tener estimulación
sensorial intensa y activamente la buscan. Los síntomas varían dentro
del trastorno. Si usted reconoce algunos de los siguientes síntomas en
su hijo, debe mandarle a hacer exámenes o estudios para determinar si
efectivamente tiene un trastorno de procesamiento sensorial.
Bebes entre cero y 36 meses
‐Problemas de alimentación o sueño.-Irritable cuando lo están vistiendo, incómodo con su ropa.
-Rara vez juega con juguetes.
-Resiste que lo alcen; curva la espalda cuando lo alzan
-No puede calmarse él solo.
-Torpe, poco flexible, cuerpo tieso. Demorado en actividades motoras.
Pre‐escolares (niños y niñas entre 3 y 5 años)
-Muy sensible al tacto, ruidos, olores u otras sensaciones o a la gente.-Se distrae fácilmente, se mueve mucho, es agresivo.
-Dificultad para vestirlo, darle de comer, dormirlo y/o entrenarlo para ir solo al baño.
-Dificultad para hacer amigos.
-Torpe, débil, habilidades motoras bajas.
-En constante movimiento; en la cara y en el espacio de todos.
-Pataletas frecuentes o largas especialmente cuando debe cambiar de actividades.
Niños entre 5 y 12 años
-Muy sensible al tacto, ruidos olores u otras sensaciones y/o a la gente.-Se distrae fácilmente se mueve mucho, es agresivo.
-Se sobrecarga fácilmente, sintiéndose angustiado por las circunstancias.
-Dificultad para aprender a escribir o actividades motoras.
-Dificultad para hacer amigos.
-Indiferente al dolor propio o el dolor de los demás.
Adolescentes y adultos
-Muy sensible al tacto, ruido, olores, otras sensaciones y/o a la gente.-Baja auto‐estima, miedo o torpeza al comenzar nuevas actividades.
-Letárgico y lento.
-Siempre activo, impulsivo, distraído.
-Deja los trabajos sin terminar.
-Torpe, lento, habilidades motoras bajas.
-Dificultad para concentrarse.
-Dificultad para concentrarse en el trabajo y en reuniones.
Los síntomas del trastorno de procesamiento sensorial
ocurren dentro de un amplio espectro de severidad. Mientras que la
mayoría de la gente encuentra ocasionalmente dificultades para procesar
la información sensorial, la característica en niños y adultos con TPS
es que estas dificultades son crónicas, y les interrumpe el diario
vivir. Este trastorno solo puede ser diagnosticado después de pruebas
muy complejas que solo pueden ser practicadas por profesionales de la
medicina, psicología o ramas relacionadas.
Más información (en inglés con algunos apartados en español) en la web oficial de la Sensory Procesing Disorder Foundation
¿Qué hacer si nuestro hijo presenta problemas sensoriales?
Básicamente este problema se pude explicar como si el
niño no tuviese bien sintonizados sus sentidos. De forma que todos se
activasen de forma desordenada y a la vez, provocando este tipo de
conductas, lógicas por otra parte. El propósito de la terapia de
integración sensorial no es otro que el trabajar en realizar esa
sintonía sobre sus sentidos y aspectos sensoriales. Podríamos decir que
la sensación es como entrar en una discoteca, con un par de audífonos
para aumentar la capacidad auditiva, con unas gafas que a su vez
ampliasen el efecto de las luces, vestidos son ropa realizada con papel
de lija, unos zapatos de buzo de 10 kilos cada uno y con un cuatro
cafés, como es lógico, a los 5 minutos estaríamos al borde de un ataque
de histeria. Bien, pues llevar a cabo una terapia de integración
sensorial. Esta debe de ser llevada a cabo por profesionales
acreditados. Al igual que sucede con la Hipoterapia, dar vueltas a lomos
de un caballo no es una terapia, pues con esto es lo mismo. Existen
unas técnicas específicas, y además hay que hacer un estudio previo del
niño para descubrir cual son los aspectos más afectados para trabajar en
ellos. En autismo las intervenciones deben de adecuarse al niño y no al
revés.