Los niños con hiperactividad presentan
grandes dificultades a la hora de abordar tareas de índole
científico-tecnológica. Esto se debe a: su incapacidad para el
procesamiento global de la información, falta de flexibilidad cognitiva,
estilo de aprendizaje impulsivo y poco reflexivo.
Concretamente su falta de atención
genera un problema en el área matemática, por tanto, se debe detectar
cuáles son los obstáculos con los que se enfrenta este alumnado para la
realización de problemas matemáticos. Nuestra herramienta será la observación
directa y sistemática de cómo realizan los problemas y estrategias que
utilizan para resolverlos: errores que suelen cometer, si suele
frustrarse, si se da cuenta de que opera mal o si, por el contrario,
cree que procede de forma adecuada, si se muestra seguro o , si por el
contrario, pide ayuda constantemente. A continuación se especifican los
errores más frecuentes asociados a las características de estos niños:
Niños que leen el problema pero se saltan palabras o las cambian para dar sentido a algo que no comprenden:
Este es un problema frecuente en los niños hiperactivos. Por lo
general, proceden de forma impulsiva leyendo toda la información de una
vez, sin analizarla a medida que la descifran. Comenzaremos por el entrenamiento en descifrar instrucciones escritas.
Esto frenará su impulsividad y contribuirá a que puedan anotar los
datos a medida que descifran el enunciado. Luego aplicaremos estas
estrategias a los problemas de matemáticas enseñándoles a representar, a
medida que van descifrando el enunciado, los datos del problema
mediante un dibujo.
Niños que equivocan los datos al anotar la información en el papel: Éste
es un problema que suele ir ligado al anterior. En este caso, los niños
son lo suficientemente reflexivos como para leer correctamente el
enunciado, pero siguen haciéndolo de corrido, sin detenerse a analizar
lo que tratan de procesar. Estos niños manipulan los datos que recuerdan
y los combinan en un intento de darles sentido. Por este motivo,
equivocan con frecuencia la información que se agolpa sin sentido en su
cabeza. Se empieza por el entrenamiento en descifrar instrucciones
escritas para pasar luego al entrenamiento en autoinstrucciones, con el
fin de enseñarle a organizar y comprender la información.
Niños que no entiende el problema a pesar de que lo leen correctamente: En
ocasiones, podemos observar que un niño utiliza las estrategias del
entrenamiento en descifrar instrucciones escritas (lee despacio y va
anotando la información a medida que aparece) y aun así, no comprende
nada. Puede suceder que su pensamiento sea poco abstracto, demasiado
concreto, que tenga cierta dificultad para representar mentalmente la
información que se deduce de los enunciados. Para comprenderlos
necesitan poder palpar la información, es por ello que es conveniente
representar los problemas de matemáticas con un dibujo, una interrogante
a lo que me piden, pensar en qué operación utilizar, si no imaginar
cómo lo haríamos en la vida real y pensar si el resultado tiene sentido.
Niños que no saben si deben sumar, restar dividir o multiplicar:
Para ello asociamos el signo a la operación a través de un pequeño
juego que les ayude a asociar cada operación: sumar (poner cosas),
restar (sacar cosas), multiplicar (poner cosas muchas veces), dividir
(repartir cosas). Utilizamos el juego "poner y quitar" para asociarlo:
utilizamos una cartulina con cuadrícula y en 1ª fila se dibuja un punto
negro. Se trata de poner o quitar fichas del cartón según indiquen los
dados y gana el primero que complete su cartón. El objetivo es
automatizar el significado de los signos que representan las operaciones
matemáticas básicas para después llevar a cabo una generalización a la
hora de interpretar los enunciados matemáticos.
Niños que entiende el problema, saben lo que tiene que hacer pero se despistan al calcular: Estos
niños entienden el problema, saben lo que tienen que hacer (sumar,
restar, multiplicar, dividir), pero olvidan las que se llevan o copian
mal los datos al realizar las operaciones. Hay que concienciar al niño
de que su problema reside únicamente en este punto, ¿Cómo? Utilizando
las autoinstrucciones (paro, miro, decido-qué y cómo, atento, sigo (lo
hago), repaso), para reducir la impulsividad. Cuando un niño ha
realizado un problema incorrectamente y repasa su ejecución con la ayuda
de las autoinstrucciones de Meichenbaum, descubre que ha realizado bien
el primer paso (sabe qué debe hacer: paso 1), que sus estrategias para
realizar el problema han sido correctas (sabe cómo hacerlo: paso 2),
pero ha procedido de forma impulsiva y desatenta (no ha tenido en cuenta
que debe estar atento y tener en cuenta todas las posibilidades: paso
3). La estrategia a seguir será: recordar que debe estar muy atento en
ese momento del problema. También podemos representar "las llevadas" a
través de dibujos y si se le olvida el signo por despiste colorearlo
siempre del mismo color.
Niños que suma con los dedos y muy lentamente: Si
queremos desarrollar el cálculo mental, debemos hacer que memoricen
sumas sencillas, para esto se pueden utilizar distintos juegos. Podemos
utilizar un taco de fichas de archivador de color blanco, o confeccionar
hojas con sumas simples para luego cronometrar el tiempo que tarda el
niño en hacer cada fila. Al repetir el mismo grupo de operaciones todos
los días, el niño podrá ver si va reduciendo el tiempo. También podemos
utilizar una tarjeta y colocar una sola operación matemática y por el
reverso el resultado. Barajar las tarjetas y tratar de asociar esos
números con el resultado, de modo que sea rápido para automatizar el
cálculo y que se fie de su memoria, dejando de contar con los dedos.
Niños que no saben las tablas de multiplicar: Procederemos
a ayudarlos a memorizarlas de corrido utilizando canciones o
soniquetes, para luego practicar con el mismo sistema de tarjetas del
apartado anterior.
BIBLIOGRAFÍA
Orjales Villar, I. "Déficit de atención con hiperactividad. Manual para padres y educadores". CEPE (2011).
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