martes, 18 de junio de 2013

Juegos y juguetes para niños con autismo


Los niños con autismo juegan, como todos, aunque con sus particularidades. Por ello, existen juguetes que se adaptan mejor que otros a sus características y que pueden ayudarlos a manejar mejor aquello en lo que fallan. Presentamos algunos novedosos y otros que ya existen en el mercado. Para elegir los que van con un niño en particular siempre es necesario tener en cuenta al propio interesado y no olvidar que, más allá de las cuestiones didácticas (que, intencionalmente o no, siempre están en cualquier juego), jugar tiene que proporcionar un disfrute en quien juega.

Articulo de la revista 'El Cisne' digital. Al final os dejo el enlace.
<p>Juegos y juguetes para niños con autismo</p>Preliminares
El juego es prácticamente una actividad natural en los niños. Es una de las formas de explorar el universo que los rodea y de ir comprendiendo de manera no traumática cómo es el entorno social y físico en el que les toca habitar.
También es una manera de relacionarse con los otros y de posicionarse respecto del entramado de interacciones y de ubicarse, acomodándose paulatinamente, en los roles asignados culturalmente, en su lugar y su tiempo, para su sexo, nivel socioeconómico y una serie de microvariables que comprenden su familia, su barrio o localidad y muchas otras. Por supuesto que esa ubicación no es inmutable y para siempre, puesto que las costumbres cambian y también intervienen factores afectivos, cognitivos, etc., de la propia persona.
Al mismo tiempo, se desarrolla mediante la actividad lúdica la capacidad de representar y simbolizar, que da cabida a lo que se conoce como juego social, es decir, aquel que involucra a otros y requiere imaginar y fingir, basándose para ello en lo que el niño ha observado, sea un superhéroe de un programa de televisión o cualquier actividad que ha captado en la realidad.
Otra de las funciones (y no la menor) es la de proporcionar esparcimiento mediante una actividad placentera.
A su vez, el juego está considerado como una valiosa herramienta pedagógica, que, sobre todo en los más pequeños, resulta muy útil para incorporar contenidos normados, más allá de que el juego en sí mismo, aun aquel no programado, ayuda a anexar saberes.
Las formas de jugar van evolucionando junto con los pequeños, agregando complejidad simbólica y pasando a actividades que incorporan normas para su desarrollo.
En realidad, el juego, de una manera u otra, nos acompaña toda la vida, a algunos más, a otros menos.
Pese a las diferencias apuntadas acerca de lo geográfico, social, familiar, epocal, etc., la estructura que se observa en la operación lúdica, al menos desde Piaget hasta el presente, podría decirse que es universal. Es decir, cada niño tiene sus peculiaridades al respecto, pero la sucesión de pasos sigue patrones que involucran a la gran mayoría.
Decimos que a la gran mayoría, porque hay niños que, por cuestiones motoras, sensoriales y de diversos tipos no es que no juegan (salvo excepciones), sino que lo hacen de manera diferente.
Dentro del universo del juego infantil, los juguetes poseen una atracción mágica, más allá de las campañas de marketing (en ocasiones, la caja y el embalaje de un electrodoméstico resultan una fuente inconmensurable de actividad lúdica, por ejemplo).
Así como hay juguetes apropiados para cada edad evolutiva de los pequeños, también existen aquellos que se adaptan mejor a las particularidades de los niños que portan alguna discapacidad.
En este caso, vamos a referirnos concretamente a algunos que han sido diseñados o que pueden acomodarse a las peculiaridades de los niños con Autismo y que, además de proporcionarles momentos de diversión, puedan estimular sus sentidos, su socialización y/o su aprendizaje.

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