Los investigadores del Instituto Farber de Neurociencias de Filadelfia publicaron un estudio(1) destinado a evaluar la eficacia de la Integración Sensorial
en el autismo, en el cual se demostró que los niños que recibieron
terapia de Integración Sensorial mejoraron más que aquellos que no la
recibieron. Este es un nuevo trabajo destinado a fortalecer la evidencia
de la importancia que la Integración Sensorial tiene en la intervención
de niños con Trastornos del Espectro del Autismo. No debemos olvidar
que validar este tipo de intervención es siempre muy complejo, y aunque
desde la práctica diaria ya se venía afirmando desde hace algunos años
la validez, es básico el poder dar una constancia medida basada en una
metodología que pueda ser replicable. Así funciona la ciencia.
Sabemos que uno de los déficits en el autismo está ligado al Trastorno del Procesamiento Sensorial,
y este aspecto incluye: Alteraciones auditivas (Niños que no soportan
determinados sonidos); táctiles (No se dejan tocar o abrazar, o no
soportan la ropa o los zapatos); visuales (Visión focal o mala coordinación oculo manual) ; de gusto y tacto bucal (Desordenes de alimentación);
olores (Hiper o Hipo sensibilidad ante determinados olores); y, en
suma, todo aquello relacionado con nuestros sentidos. Obviamente no en
todos los niños se presentarán los mismos ni con la misma intensidad,
pero existir existen, según diferentes autores este trastorno se
encuentra entre el 45 y el 96% de los niños con TEA. Es por tanto
importante que se integren adecuadamente en los planes de atención
temprana este tipo de intervención ya que en combinación con el resto de
terapias aumentan y aceleran de forma susceptible los avances del niño o
niña con TEA.
Este estudio evaluó una intervención para el déficit
sensorial en 32 niños con autismo con edades entre los 4 y 8 años,
utilizando un diseño de ensayo aleatorio. El resultado del estudio fue
que los niños que recibieron la Terapia de Integración Sensorial,
mejoraron más que los niños que no la recibieron. Aumentaron la
puntuación sobre logos y consecuciones en aspectos tales como:
Necesidades individuales; Aumento de conductas funcionales, requiriendo
menos atención en actividades tales como el autocuidado o actividades
sociales; mejoras en las habilidades de modulación y de praxis
sensoriales (capacidad de concebir, planificar y organizar acciones
motoras dirigidas a un objetivo).
Aunque según comentan los propios autores, es
importante poder replicar el estudio y aumentar la muestra para aumentar
la fortaleza de las conclusiones, lo que estos estudios y otros previos
están poniendo de manifiesto es, lo que ya en la práctica diaria se
observa, que los desordenes sensoriales afectan negativamente en la
calidad de vida de la personas, y que disminuir el impacto de este
desorden mejora incluso el trabajo de los otros terapeutas que trabajan
con el niño. El ser humano es un ser sensorial, obviar este principio es
no abordar de forma adecuada la intervención del niño con TEA. Disponer
de herramientas que nos ayuden a estandarizar las intervenciones es
básico y fundamental.