domingo, 18 de enero de 2015

TDAH y Trastorno del Procesamiento Sensorial


La integración sensorial es un proceso neurológico que organiza las sensaciones del propio cuerpo y las del ambiente, y hace posible utilizar el cuerpo de forma efectiva en el ambiente que se encuentra. Con la integración sensorial se asimila y se da sentido a la información que nos proporcionan todas las sensaciones que vienen del cuerpo y del mundo exterior y que es captada a través de los órganos de los sentidos.
Para algunos niños la integración sensorial no se desarrolla tan eficientemente como debiera y perciben las sensaciones de manera confusa impactando en el nivel de alerta y atención, la autorregulación y la organización para los desafíos del medio.
                            TDAH PROCESAMIENTO SENSORIAL

La integración sensorial es necesaria para poder interactuar socialmente e interfiere en la capacidad del niño para:
  • Aprender.
  • Lograr acontecimientos importantes de desarrollo.
  • En su comportamiento
  • Tener relaciones sociales saludables con las  personas a cargo del niño y de otros niños.
  • Construir la autoestima.
  • Desarrollar el control motriz: Coordinación motora gruesa y fina.
Los trastornos en estas áreas pueden afectar a la capacidad para funcionar. En los niños pequeños, los problemas de procesamiento de información sensorial frecuentemente son considerados problemas de comportamiento pudiendo llegar a sufrir de ansiedad, depresión, baja autoestima y aislamiento social.
A día de hoy se estima que el Trastorno del Procesamiento Sensorial (TPS) afecta aproximadamente al 3% de los niños y consiste en la dificultad para procesar y organizar la información sensorial.
El TPS puede darse además con otros diagnósticos como el autismo, el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) o trastornos de ansiedad, pero también puede darse de manera única.
Las evaluaciones por parte de terapeutas ocupacionales especializados en integración sensorial revelan que muchos niños diagnosticados con trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH) son hipersensibles al tacto (Roley, Blanche, Schaaf, 2001)
Las investigaciones de la Dra. Lucy Miller, terapeuta ocupacional estadounidense, revelan que TDAH y TPS son efectivamente dos diagnósticos distintos, pero que frecuentemente coexisten.
En su estudio de 2.410 niños previamente diagnosticados con TPS o TDAH, encontró que el 60% de dichos niños padecía en realidad ambos trastornos.
Otro estudio de la misma autora demostró que los comportamientos emocionales, de atención, y sensoriales, así como la reactividad fisiológica a los estímulos sensoriales es significativamente diferente entre los niños con TDAH y niños con TPS.

¿Cuáles son los indicios que nos pueden hacer sospechar de un TPS?
Algunos síntomas se pueden detectar desde que el niño es muy pequeño, aunque son muy confusos, como irritabilidad, problemas para regular el sueño, llanto excesivo, signos bastante habituales en los niños pequeños. Entre los 2 y los 4 años se puede sospechar de un TPS si además de los anteriores tiene problemas para manipular objetos pequeños, pedalear, vestirse o trepar.
Los problemas sensoriales varían mucho en función de los casos, desde los más leves a los casos más severos. Generalmente el indicio principal es la reacción inconstante ante la información que le proporcionan los sentidos. Pueden ser demasiado sensibles a algunos tipos de experiencias sensoriales y menos sensibles de lo común a otras.
Además, pueden tener dificultad para seleccionar los estímulos sensoriales que reciben y descartar los innecesarios o menos relevantes. Se distraen con mucha facilidad porque no saben que estímulo recibido es importante, que información debe quedar de "fondo" o es mejor ignorarla para centrar la atención en la tarea del momento.

¿Cuándo se debe evaluar al niño para determinar si tiene TPS?
Los siguientes comportamientos pueden indicar la existencia de problemas de procesamiento sensorial:
  • El niño es desorganizado
  • El niño tiene dificultad para concentrase en una actividad.
  • El niño choca dentro de su ambiente.
  • El niño es torpe o tiene mal equilibrio o tiende a tener accidentes.
  • El niño mira desde un lado y con miedo cuando se realiza actividades.
  • El niño evita de forma constante cierto tipo de experiencia sensorial (ruidos fuertes, olores, texturas suaves-ásperas, etc.)
Si estos comportamientos interfieren en la capacidad del niño de tener relaciones significativas con los demás, es posible, que necesite ser evaluado para saber si tiene TPS. El profesional que mejor puede realizar un diagnostico - después de realizar una evaluación exhaustiva - es un terapeuta ocupacional con una formación amplia en integración sensorial.

¿Cómo es el tratamiento del TPS?
La terapia ocupacional puede ayudar al niño a procesar la información sensorial y controlar sus reacciones ante ellas, pudiendo alcanzar grandes logros con una intervención temprana.
Se realiza un programa práctico y planeado de las actividades sensoriales específicas para satisfacer las necesidades individuales de cada niño, con el objeto de mejorar las relaciones sociales del niño, la autoestima y las capacidades sensoriomotrices, usando estrategias específicas de autocontrol.
Además, se trabaja con los padres y maestros del niño para hacer cambios en su ambiente.
Hay que remarcar que el TPS puede aparecer de manera conjunta y tener la apariencia de otros trastornos, por lo que se hace necesario un correcto diagnostico.





 

viernes, 9 de enero de 2015

Primeros días en casa con el bebé prematuro

A muchos padres les asusta un poco la salida del hospital con el bebé prematuro, pero no hay que olvidar que si le han dado el alta, es porque se encuentra ya recuperado:
  • mantiene la temperatura estable;
  • es capaz de succionar y deglutir bien;
  • aumenta de peso;
  • no necesita oxígeno;
  • no tiene apneas o estas son muy breves y no necesitan tratamiento.
A partir del alta, los padres serán los encargados de proporcionar el cariño y los cuidados necesarios a su hijo. Estos son los mismos que los de cualquier recién nacido, solo que ajustados a su edad corregida.

¿Cómo se calcula su edad corregida?

Se calcula sumando las semanas a las que el niño nació y las que pasa fuera del útero. Por ejemplo, un niño nacido a las 34 semanas de gestación tendrá 37 semanas de edad corregida cuando cumpla 3 semanas después del parto (34 + 3 = 37).

Precauciones extraordinarias

  • Lavarse las manos antes de tocar al niño.
  • No permitir que se fume delante del bebé y preservarlo de ambientes contaminados.
  • Evitar el contacto con juguetes y objetos con los que puedan haber jugado niños enfermos.
  • Evitar los lugares cerrados con gente (supermercados, transporte público, guarderías).
  • Evitar que se le acerque nadie con fiebre.
  • Lavar muy bien los platos con agua caliente y jabón.
  • Tirar los pañuelos de papel tras su uso

Cuidados y precauciones generales

  • Temperatura ambiental. Durante las primeras semanas la casa debe mantenerse ligeramente más caliente de los habituales 22 grados. El mecanismo regulador de la temperatura corporal del prematuro suele funcionar adecuadamente cuando recibe el alta, pero debido a su poco peso y a que tiene más superficie corporal con relación a su grasa que un bebé nacido a término, puede necesitar más ayuda para mantener el calor. Si no, consumirá calorías para conseguirlo y no ganará tanto peso. Si está inquieto, hay que revisar la temperatura y tocarle las manos, piernas y nuca para confirmar que no están frías. También le perjudica el exceso de calor.
  • El riesgo de infecciones aumenta en los nacidos antes de las 35 semanas de gestación, ya que hasta entonces el paso de anticuerpos de la madre al feto por la placenta es bastante escaso. Los prematuros no solo necesitan más tiempo para madurar su sistema inmunológico, sino que poseen menos anticuerpos de origen materno. Las infecciones más comunes en estos bebés son las respiratorias y las digestivas.
  • Alimentación. Lo ideal es mantener la lactancia materna, y el máximo tiempo posible. El recién nacido prematuro puede necesitar tomas más frecuentes que un nacido a término, ya que su estómago es muy pequeño. O tener menos fuerza de succión y necesitar más tiempo en cada toma, o cansarse y no vaciar los pechos. Por eso, en las primeras semanas a veces hay que usar un sacaleches tras alimentar al niño.

Cuándo ir al pediatra

  • Si el bebé come peor, llora en exceso, duerme más de lo habitual o está irritable o menos activo.
  • Si tose a menudo, vomita o regurgita con frecuencia.
  • Si respira más rápido o con dificultad, con movimientos visibles del tórax.
  • Si tiene deposiciones frecuentes o líquidas.
  • Durante los tres primeros meses, y sobre todo hasta el primer mes, los signos de una infección son a veces muy sutiles, por lo que se debe acudir al pediatra o a urgencias cuanto antes si el bebé está más decaído, desganado o presenta peor color.

Cuándo debemos acudir a urgencias

  • Si duerme mal dos noches seguidas.
  • Si su temperatura corporal supera los 37,5º o, por el contrario, no alcanza los 36º.
  • Llora, inconsolable, durante una hora.
  • Su piel está azulada, pálida o con manchas.
  • Tarda en despertarse.
  • Presenta signos de deshidratación.
  • Sufre cambios en la respiración.

Hermanitos, familiares y visitas

  • Conviene que el bebé esté en una habitación separada y, si los mayores están enfermos (con catarro, diarrea, etc.), habrá que limitar el contacto al máximo.
  • Si están sanos, deben lavarse las manos antes de tocarle y evitar besarle, ya que pueden estar incubando enfermedades que aún no se han manifestado. Esto es más importante cuanto más pequeño haya nacido el niño.
  • Los adultos (familiares y amigos) también pueden transmitirle enfermedades infecciosas. No deben visitarlo personas enfermas.
  • Debemos evitar el bullicio a estos niños, más aún que a los nacidos a término. Una jornada ordenada y tranquila es lo mejor para ellos.

Autor: Ernesto Sáez Pérez, pediatra y neonatólogo.

Fuente:http://www.serpadres.es/bebe/0-3-meses/cuidados-bebe-prematuro-primeros-dias.html#